miércoles, 4 de enero de 2012

En silencio

Hola-dijo con duda, como esperando cualquier reacción hostil de mi parte.
Cayeron los cuatro libros que llevaba en la mano al piso, aun no los pagaba. Me agaché ansiosa a levantarlos, aturdida. Pensé que pasaría más tiempo para que llegara este momento, el de las explicaciones.
Él, más rápido que yo, tenía ya dos libros en mano para cuando levanté de nuevo la mirada. Me los entregó esperando mi reacción.
-Hola- contesté nerviosa-¿qué hacés aquí?
-Sabía que era un buen lugar para encontrarte.- mientras me entregaba los libros sentí el calor de sus manos sobre la mía.
-¿y qué querés?-pregunté incómoda.
-Disculparme-dijo acercándose para no ser escuchado.
No pude evitar mi cara de frustración. Lo casi amaba. No podía sacármelo de la mente.

Nuestra relación empezó siendo laboral, nos veíamos sólo para intercambiar material de trabajo. Me pareció elocuente desde el primer instante, lo sentía como un viejo conocido. Mi plan de tener relaciones sólo laborales y no buscar las fisico-sentimentales con las que mi vida simple se viera en peligro se estaba enredando.
-¿Disculparte por qué?, si no me has hecho nada.-respondí meditando en la inmutabilidad que practicaba.
-No tenés 15 años, sabés bien de lo que te hablo-
-ok, no tengo 15 años por lo que puedo vivir sabiendo que regresaste con ella y que lo que tuviste conmigo fue sólo para intentar olvidarla. Te acepto las disculpas. Podríamos no hablar nunca más del tema y seguir con el trabajo como hasta ahora. Tengo capacidad de vivir con la información por la que podés aparecer con ella o con quien te plazca y lo que pasó pues solo pasó, ni a recuerdo llegará. He perdido muchas veces en mi vida Fernando, no necesito tu apoyo para salir de ésta.
-Pero para mi significó algo, no quiero que estés rara conmigo...
-¿y qué querés que te diga? ¿que todo va a estar bien? ¿querés que te consuele?¿o que ignore lo que pasó? Tranquilo para ignorarlo solo necesito tiempo...- Las personas en la fila se quedaron observándolo
-quiero saber qué sentís vos por mi- dijo casi en mi oido.
-No voy a recitarte lo que siento cual poema, lo que siento lo he demostrado con hechos y creo que lo percibiste porque fui clara y dejé todo fluir. Tenés mi devoción pero eso no afecta el resultado. El asunto aquí, Fernando, es: ¿estás seguro de que lo que tenés es lo que querés? porque tus dudas son problema tuyo y no vengás a buscarme para encontrar tus respuestas. Hay que ser responsables de lo propio-dije mientras entregaba los libros a la cajera quien escuchó en silencio y discreción.
-Solo quiero que estemos bien- contestó vencido
-Estaremos bien- respondí con suavidad- sólo estamos enredados. Pero Fer, si querés ayudarme, no hablemos de ésto más, no me mirés como ahorita y evitemos hasta tocarnos. Si respetás mi espacio sabremos distinguir a qué estamos jugando. ¿De acuerdo?.
Asintió mientras yo pagaba.
Desde ese día el amor en mi pecho lo guardo en silencio.

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