viernes, 13 de abril de 2012

Sin título...

Y todos los ojos se posaban en mi. Por desconfianza, por curiosidad y morbo, por sospechas o por diversión. Maldecía no poder llorar, quería gritar, hacer un drama, exigir respuestas, investigar, sacarle la madre a todos por estar ahi y no podía. No me salía ese nudo de la garganta, maldito nudo. Me volví una piedra.
Idiotizada, como estaba, saludaba a todos con energía y sonrisas. A muchos me agradaba verlos pese a las circunstancias, a otros se me  hacía imposible: hacía falta agallas para aparecerse...y ahí estaban, llorando. Yo era un zombie. No sabía que hacer, no sabía que decir, donde colocarme o para donde ver pero para donde lo hiciera, encontraba ojos observándome.
Sentía, fisicamente, un vacío en el estómago y el maldito nudo en la garganta. Quería que todo se acabara de una vez, enterrarlo y ya, que se acabara mi pesadilla de una maldita vez. Lo iba a extrañar, lo extrañaba ya, él hubiera sabido como apoyarme en esos momentos difíciles. La vida nunca sería percibida de la misma manera, con la pérdida de alguien cambia el valor de las cosas, cambian las prioridades, cambia la dirección del viento, las esperanzas, cambia hasta el modo de reir.
Las miradas no me dejaban en paz, erá lástima lo que les daba.
Logré sacar un par de lágrimas en el funeral mientras Susana (una de esas mujeres que se enamoran del marido de una y le coquetean hasta el cansancio pensando que una es bruta, ciega y sordo muda) lloraba mejor que la mismísima María Magdalena. ¡Desquiciada!, esa mujer lloró de la forma en que a mi me hubiera vaciado la garganta. Era tan ridículo que me provocaba carcajearme delante de todos de la manera mas histérica que el alma me permitiera. Del entierro directo a casa. Quería desaparecer en ella.
Regresé a escuchar el silencio y ver como mis papás, haciendo uso de la diplomacia que no habían mostrado antes, manejaban mi casa por unos cuantos días. Las visitas no se acababan, llegaban con comida, tarjetas, regalos y preguntas: ¿cómo murió? ¿como está ella? ¿y la niña?. Mi mamá contestaba según su perspectiva: "dicen que él fue a un sauna y al salir le dispararon" "Ella está mal, no la veo bien" "Bien, la niña está...bien".
Yo escuchaba todo a lo lejos, como quien escucha un televisor encendido todo el día.
Mi tristeza se convirtió en rabia, un enojo constante y sin tregua hacia todo y todos.  Todos me parecían un atajo de imbéciles, insensibles e impertinentes. Tampoco lo que decían colaboraba a verlos distinto:
" ¿Usted es la viuda?" (si, yo soy...la viuda), "Me imagino que le duele mucho"(nada más cuando me río) "Lo siento mucho, yo me muero si me pasa, me volveria loca" (créame, no se muere, por mas ganas que le den), "Dios sabe por qué hace las cosas" (bien por El) " Usted todavía está joven, puede rehacer su vida" (si, ya lo había pensado, de hecho voy a ver que me consigo) " si querés me llevo unos días a tu hija para que descansés y podás llevar tu luto".(donde ésta doña agarre a mi hija, me le voy encima)
Las noches eran complicadas, largas. Sentia mas frío del habitual y los ruidos del apartamento me daban miedo: La refrigeradora, el viento en los árboles del jardín o haciendo vibrar la puerta de metal que guardaba el contador de luz. Me costaba conciliar el sueño y era ahi donde lloraba. Durante semanas pasé con ese nudo desgraciado en la garganta, no podría comer, ni gritar ni vomitar por mas ganas que tuviera.
Pasaba la noche con mi hija dormida a mi lado, mis papás se habían ido y habíamos quedado solas. No abría la puerta si tocaban, las visitas dejaron de llegar de todas formas conforme iban pasando los días.
Durante el día era madre y eso cambiaba de direccion la línea de mis pensamientos.
Soñaba con el, en las noches, y trataba, sin éxito, de evitar su muerte en cada sueño. En sueños el se negaba a hablarme.
Me negué a cocinar, cada receta había sido aprendida con el puro afan de complacerlo. Contraté a una persona de servicio doméstico quien fue la que me alimentó por un buen tiempo. Dejé de ir al cine. Fui incapaz de escuchar música por placer por años, años.
Lo encontré en la calle un par de veces y mientras me palpitaba el corazón a velocidad luz entendía que no era el, ni su carro, ni su moto, ni su risa. Seguí en el mundo sin vivir, estaba en piloto automático.
Pero un día me harté, me harté y le reclamé. Le dije que era un desconsiderado por haber roto la promesa de acompañarme siempre, que era su obligación cuidarme. El se rió de mi como si yo ignorara razones o motivos. Tomó un sorbo del atol de elote caliente que bebíamos sentados sobre una mesa de madera y dijo:
-Todo lo que querés lo vas a conseguir, pero no este año, ni el otro, ni el siguiente. Debés ser paciente, muy paciente, pero tranquila, todo va a estar bien. Llevaba ya tres años enterrado y desde entonces ya no hemos vuelto a hablar.

martes, 28 de febrero de 2012

Paciencia y buen humor

Se requería más valor del que tenía para volver. Todavía no sabía si era una decisión inteligente o prudente, pero las maletas ya estaban. El viaje era un hecho.  Bastaron cinco años para curarse en su retiro y la idea de no estar sana cuando decidió retirarse hacía que dudara de estarlo. La señal de la sanidad en su alma se la daba su corazón. De lo que estaba segura era que enfrentaría cada uno de sus miedos pendientes, uno por uno y consideraba tener las armas para hacerlo, eso le daba esperanza.

Se fue con el Dios en la boca para saberse respaldada. Salió de madrugada ya cuando la ciudad dormía. No iba sola, no lo estaba, su hija dormía con la plena confianza en su madre. La observaba mientras darse cuenta de eso le daba mas fuerzas.  "No mirés atrás" se dijo a si misma "...solo hacia adelante, todo es por ella, ella lo merece y la luz tiene que estar al final de este gran túnel".

Llegó a casa. Lo entendió al llegar. Cada noche pedía indicaciones y prometía proceder con fe y calma. A través de los días y las conversaciones Dios le contestaba: "hace falta humildad para proveerse, pero hace falta más humildad para dejarse proveer"  "ahorita estás en modalidad amén, eso trae sus recompensas" "estos son tus limones, usalos bien y hacé lo que te nazca" "paciencia y buen humor, paciencia y buen humor"

Los días fueron pasando y sacaba sus conclusiones, trazaba los primeros bosquejos de su nueva vida. Repartió besos, abrazos y sonrisas. Pidió volver a soñar y contestarse el ¿qué querés hacer? y poco a poco, día a día, conversando consigo misma le llegaba la luz, la calma y la paz. Con paciencia y buen humor.

jueves, 5 de enero de 2012

El séptimo 10

Aquí estoy otra vez, comunicándome. Como has dejado pasar el tiempo, y como has cambiado, te veo diferente y eso me gusta, da paz. No sos una lágrima sino una sonrisa. No pensé que éste día llegaría, no pensé que te escribiría con tanta diferencia de tiempos y perspectivas. Tengo varias cosas que decirte. Cambié, soy otra. Me creció el alma. Aún así yo sigo siendo yo y ella es afortunada a pesar de todo. Aquí nada está igual.

He dicho te amo un par de veces sin trascendencia, mis miedos han cambiado a excepción de la aracnofobia y ya no tomo café.  Me sorprenden pocas cosas. Mi florero vive arriba de la refrigeradora.

Te puedo contar que el celular que querías ahora da risa. Feliz Cumpleaños se te dice a través de red social (aunque se que no sabés qué es eso )y el messenger está out. El fax que compramos ya no lo uso, sólo sirve de teléfono y aun así suena poco.

Como te he contado, he tenido muchos logros. Propios, complicados, ofrendados, esforzados y llorados. Sigo esperando que cumplás aquella promesa que me hiciste cuando viajamos en moto.  Cuando me comentaste que debía ser paciente pero no lo comprendí del todo. ¿Recordás? Bueno, no se qué estás esperando, llename el florero.

Tengo sueños que no comparto con nadie, espero que entendás por qué no te los cuento, porque son míos. Sabrás cuando los vaya cumplendo. Verás la lágrima salir mientras la sonrisa esté presente y no habrá duda de que un sueño era.

¿Ella? es increible, ¡si supieras cuanto!. Es gentil y dulce. Enloquecerías. Suspira ya por alguien y se que lo aprobarías. Su primer amor. Lee todo lo que ve y sonríe todo el tiempo. También es radical, sensible, clara y directa. Debo hacerme a un lado cuando no está de buenas. Te necesita y te extraña.

Sé que estás bien. No necesito que me cuenten, ya lo he visto. Cuando por las noches necesito respuestas y soluciones, cuando pongo en sus manos nuestras existencias, mis oraciones no me regresan vacías. Nunca. Si nosotras estamos bien, imagino que vos estarás mejor.

Que te diré, ahi vamos. La cuenta va por 7 y decirlo suena irreal, suena a poquito, pero vos sabés que intenso.Si hay vida, te escribo al octavo. Besos, se te extraña.








miércoles, 4 de enero de 2012

En silencio

Hola-dijo con duda, como esperando cualquier reacción hostil de mi parte.
Cayeron los cuatro libros que llevaba en la mano al piso, aun no los pagaba. Me agaché ansiosa a levantarlos, aturdida. Pensé que pasaría más tiempo para que llegara este momento, el de las explicaciones.
Él, más rápido que yo, tenía ya dos libros en mano para cuando levanté de nuevo la mirada. Me los entregó esperando mi reacción.
-Hola- contesté nerviosa-¿qué hacés aquí?
-Sabía que era un buen lugar para encontrarte.- mientras me entregaba los libros sentí el calor de sus manos sobre la mía.
-¿y qué querés?-pregunté incómoda.
-Disculparme-dijo acercándose para no ser escuchado.
No pude evitar mi cara de frustración. Lo casi amaba. No podía sacármelo de la mente.

Nuestra relación empezó siendo laboral, nos veíamos sólo para intercambiar material de trabajo. Me pareció elocuente desde el primer instante, lo sentía como un viejo conocido. Mi plan de tener relaciones sólo laborales y no buscar las fisico-sentimentales con las que mi vida simple se viera en peligro se estaba enredando.
-¿Disculparte por qué?, si no me has hecho nada.-respondí meditando en la inmutabilidad que practicaba.
-No tenés 15 años, sabés bien de lo que te hablo-
-ok, no tengo 15 años por lo que puedo vivir sabiendo que regresaste con ella y que lo que tuviste conmigo fue sólo para intentar olvidarla. Te acepto las disculpas. Podríamos no hablar nunca más del tema y seguir con el trabajo como hasta ahora. Tengo capacidad de vivir con la información por la que podés aparecer con ella o con quien te plazca y lo que pasó pues solo pasó, ni a recuerdo llegará. He perdido muchas veces en mi vida Fernando, no necesito tu apoyo para salir de ésta.
-Pero para mi significó algo, no quiero que estés rara conmigo...
-¿y qué querés que te diga? ¿que todo va a estar bien? ¿querés que te consuele?¿o que ignore lo que pasó? Tranquilo para ignorarlo solo necesito tiempo...- Las personas en la fila se quedaron observándolo
-quiero saber qué sentís vos por mi- dijo casi en mi oido.
-No voy a recitarte lo que siento cual poema, lo que siento lo he demostrado con hechos y creo que lo percibiste porque fui clara y dejé todo fluir. Tenés mi devoción pero eso no afecta el resultado. El asunto aquí, Fernando, es: ¿estás seguro de que lo que tenés es lo que querés? porque tus dudas son problema tuyo y no vengás a buscarme para encontrar tus respuestas. Hay que ser responsables de lo propio-dije mientras entregaba los libros a la cajera quien escuchó en silencio y discreción.
-Solo quiero que estemos bien- contestó vencido
-Estaremos bien- respondí con suavidad- sólo estamos enredados. Pero Fer, si querés ayudarme, no hablemos de ésto más, no me mirés como ahorita y evitemos hasta tocarnos. Si respetás mi espacio sabremos distinguir a qué estamos jugando. ¿De acuerdo?.
Asintió mientras yo pagaba.
Desde ese día el amor en mi pecho lo guardo en silencio.