jueves, 7 de octubre de 2010

Cuando el tiempo se detuvo.

Estábamos en la entrada del Teatro al Aire Libre. Frente a tres tramos de gradas que se miraban hacia arriba. El concierto hacía un par de horas que había dado inicio por lo que se escuchaba el rugido del público y el Rock viceral. Mi "no" fue definitivo, firme, seguro. Cuando inhaló aire para contestar, fue interrumpido por una voz con sonido artificial que le dijo:


-"Romeo, Romeo cambio". La voz provenía del radio que llevaba en la mano.

-Aqui Romeo ¿Que pasó?-dijo suspirando por la interrupción y viendo hacia el piso hacia a un lado de él mientras respiraba con fuerza.

-"Ya trajeron los toneles para el agua, y ya están aqui el Dracco y la Rossi"- le informó la voz masculina.

-Pongan cada tonel en un extremo del escenario y llénenlos con agua yo ahorita llego.


Durante su conversación yo volvía a examinarlo detenidamente: Le iba bien el color negro. Usaba la boina con el logotipo de Staff, colocada de medio lado, inclinada, de la manera correcta. El color negro hacía resaltar lo blanco de su piel y lo rubio naranja que era. La piel de su cara se miraba limpia, como recién bañado y usaba una barba de candado recién cortada que se le miraba en tonos dorados, rojizos y naranja. En la camisa polo negra, ajustada a cada músculo del pecho y los brazos, podía leerse en la espalda, la palabra Orden con letras negras en un fondo rectangular amarillo apenas enmarcándolas. Su pantalón negro no podía ser mayor a la talla 32.

"mmm, tiene buen trasero" pensé. Sus botas Caterpillar con zuela de tractor, que le llegaban a media pantorrilla, las usaba afuera del pantalón, el cual iba adentro de las mismas. Era una versión muy elegante de uniforme porque observando a los demás me di cuenta de que no a todos les quedaba igual.

"lo estoy observando" pensé "estoy fijándome en él". Por ahí iba la línea de mis pensamientos cuando escuché desde su mano:


-"¡Rojo-fosa! ¡Rojo -fosa!". Esta vez no era la misma voz que había hablado al principio.


No me di cuenta en que momento me dejó ahi, reaccioné cuando él había llegado hasta la última grada y desapareció de mi vista. Corrí gradas arriba para entender por qué había corrido.

Ese lugar es ideal para un concierto de Rock, el escenario y los graderíos estan separados por una fosa de mas o menos dos metros y medio de profundidad donde los interesados en el mosh/slam pueden golpearse y saltar a su gusto sin estorbarle la vista a los que simplemente quieren sentarse a disfrutarlo.

Al llegar a un punto donde tenía una vista panorámica, del público y el escenario, lo vi a lo lejos saliendo de la fosa, llevando por la camisa a una persona de manera muy hostil mientras dos compañeros llevaban a otro rockero inmovilizandolo por los brazos. No me gustó la manera en que los llevaban y no evité poner mi cara de rechazo. Decidí buscar a personas conocidas y no tardé en encontrarlos, no tenía intenciones de retomar el tema con Ricky. Mientras me acercaba a ellos algunas personas me saludaban o me señalaban con el dedo índice, era tan irreal. Estuve un rato con mis amigos nada mas, porque ese día debía regresar temprano a mi casa, me perdí lo mejor del concierto y traté, con éxito, de en lo posible no encontrarme con Ricky para no darle oportunidad de preguntame de nuevo.


La siguiente fecha de concierto era especial, era mi primer presentación en el Teatro al Aire Libre. Era uno de mis anhelos cantar ahi, en esa época el Teatro se llenaba a reventar, las personas se sentaban en las areas no programadas para espectadores porque los lugares no eran suficientes.Para mi iba a ser el evento mas grande, no en tamaño ni en cantidad de personas, sino en las repercusiones que esto traería. Hicimos prueba de sonido a medio día, aunque ninguno de nosotros sabía que requerimientos expresarle al sonidista que de todos modos iba a hacer el sonido a su gusto y antojo.

Yo hubiera querido desmayar tan solo en la prueba, todos las bandas a las cuales admiraba, se sentaron delante para "observarnos" lo cual yo llamaría evaluarnos. A mi me daba rabia que nos trataran un tanto despiadados, desde que se sentaron a vernos se les miraba la cara de burla, por lo que traté de no dar lo mejor de mi en la prueba. Quería que dieran su veredicto después del concierto. Sólo quise asegurarme de escucharme a mi misma en los monitores, lo cual perfectamente sabía, no significaba que fuera a oirse igual en pleno concierto. Para mi esa prueba fue un "Trágame Tierra". Al terminar decidimos ir a comer, lo que significaba que Rosa Negra iba a comer menos la cantante que solo los vería comer. Cuando ibamos de salida escuché a alguien que me llamó:


-!Hey Chava!-Robero Mora, vocalista de Extinción, ¡me dirigía la palabra!. A su lado cruzado de brazos y con una sonrisa, estaba Estuardo Jaramillo.

¿ A donde van? me preguntó.

-A almorzar-contesté con una voz minúscula.

-¿Y usted para que va a almorzar? Lo va a parar vomitando todo en pleno escenario-me dijo, mientras su compañero soltaba una risa burlona.

Sentí las orejas rojas por el enojo y el hígado retorciéndose por el orgullo lastimado.

-Veremos la cara que pone usted, cuando me vea cantar -dije dando la vuelta para irme. El había ido al concierto en Xela pero llegó cuando nosotros ya nos habíamos presentado, asi que no sabía nada de nuestra música.


Alcancé a oirles la risa mientras pensaba " Mas vale no equivocarte con ésta amenaza, Iskra, ¿Estás segura que el día del monedazo en la frente no es hoy? porque si no ¡Que verguenza!". Esto aumentó mi histeria de antes de cantar.

Fuimos a un restaurante de comidas rápidas a que mis amigos almorzaran y también a ver pasar el tiempo, luego regresamos al teatro para pasar la tarde con un atardecer espectacular.


Hice arreglos ese día con un amigo para que mi hermano mayor, Eduardo, culpable absoluto de que me guste el rock, pudiera asistir a ese concierto tan importante para mi. Al estar él en silla de ruedas me preocupaba su comodidad, seguridad y atención, por lo que me acerqué a Dino para informarle que Eduardo llegaría en cualquier momento y que quería el apoyo de él y su gente para que fuera fácil su ingreso y acomodo. Ya estamos acostumbrados a que la gente no sepa como tratar con discapacitados, por lo que procuramos nosotros ser claros en nuestros requerimientos de apoyo. Mi preocupación era que por estar yo atendiendo mis asuntos, no lograra Eduardo entrar seguro y tranquilo. Cuando se acercaba a cada momento la hora de inicio me dediqué a meditar sobre mis miedos y de rato en rato salía a ver si venia Eduardo o Yayo como yo lo llamo.


En una de esas salidas a ver si venía lo visualicé a lo lejos, mi amigo Rivelinho manejaba la silla y se acercaron a la puerta de entrada donde hablaron con alguien de la seguridad. Llegaron justo a tiempo porque faltaban pocos minutos para que yo hiciera mi presentación. Respirando aliviada fui a los camerinos a enfrentarme con mis tan familiares vahidos. Dos minutos antes de salir a escena, mientras observaba a un lado del escenario a los locutores que nos presentaban, busqué con la mirada a mi hermano. Me sorprendí cuando lo vi en primera fila sonriendole a Ricky quien estaba sentado a su lado. Los dos hablaban como si fueran viejos conocidos y vi que ricky le señalaba, al hablarle, varias partes del lugar. Eduardo le contesataba y Ricky soltaba carcajadas abiertas y le respondía. Cuando anunciaron a Rosa Negra, Ricky le golpeó el hombro a manera de despedida. Ricky siempre se encargaba de cuidarle el alma a los grupos cuando ya estaban en el escenario.


Salí a cantar y Rosa Negra me transformó de nuevo. Esa que cantaba no era yo, de eso doy fe. Yo no soy como ella y no lo he vuelto a ser. Nunca encontraré las palabras para expresar el éxtasis que cantar en esa ocasión me produjo. El público quedó conforme. Al terminar la presentación y salir del escenario nos abrazábamos y tratábamos de expresarnos a gritos lo que cada uno había sentido. En ese momento mágico estábamos cuando escuché que alguien me llamaba:


-¡Hey Chava!- Mora me gritó- Véame la cara... que deahuevo.- me lo dijo serio. Yo solo le devolví una sonrisa y asentí con la cabeza. Fué un éxito, muchas personas me hablaban y me felicitaban. El concierto, sentí, pasó rapidamente y al terminar solo despedí con la mano a mi hermano mientras se iba. Cuando el público se iba, todos recogíamos nuestros amplificadores y demás "artefactos". Ricky se acercó y me dijo:


-La felicito, estuvo muy bien.

-Gracias-contesté-Lo vi platicando con su amigo en silla de ruedas.

-No es mi amigo, lo conocí hoy. Pero me gustó que viniera, no es algo que yo vea muy seguido.

-¿Personas en silla de ruedas?- pregunté

-personas en silla de ruedas que tengan los pantalones de venir a este tipo de conciertos- contestó- ofrecí tirarlo de cabeza en la fosa y me contestó que ya estaba harto de hacer eso.- me contó mientras se reía.

- Es mi hermano- le informé. Se quedó mudo y serio.- Gracias por atenderlo.


-¡Iskra ya nos vamos!- Me gritó Jorge, uno de los guitarristas de Rosa Negra.

"interrumpidos otra vez" pensé.

- Bueno adiós- le dije

-¿a que hora paso por usted?- insistió.

- A las ocho

-¿Qué día?- preguntó

-El ocho- dije mientras me alejaba con una risa maliciosa.

Entendió perfectamente mi negativa y sonrió por el engaño.


Por alguna razón, en esa época había conciertos de rock hasta para tirar. Para el siguiente concierto, quedé de reunirme con mi amigo Tavo Bárcenas en el centro comercial de la zona 4 ya que volvía a sonar Rock en el Teatro al Aire Libre. Caminabamos dentro de los dominios del Teatro Nacional, frente al Teatro de Cámara,cuando vi pasar en un pic up blanco a Ricky en sentido contrario nuestro, sentado del lado del copiloto. Puse los ojos en blanco de saber que otra vez me lo encontraba. El pick up siguió de largo hacia la salida.


-Hay no...- murmuré

-¿Qué?- preguntó Tavo

-Nada, es un chavo que me ha invitado a salir...-diciendo esto estaba cuando apareció al lado mío el pick up blanco.

Ricky estaba sudado. Usaba una gorra tipo militar camuflageada verde, una bermuda negra estilo comando y una camiseta (sin mangas) blanca. Su aspecto era desagradable para mi gusto. Puse mi cara seria y defensiva. El tomó mi mano, la observó y me dijo:


-¿cuando me va a decir que si?-preguntó suplicante.

A contestarle que nunca iba, cuando besó mi mano con exceso de ternura. En ese momento los planetas y el sol se detuvieron en sus órbitas. El viento que soplaba dejó de hacerlo. Mi mundo se redujo a ese instante y enmudecí. El tiempo se detuvo y el silencio ahogó mis pensamientos.





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