lunes, 29 de marzo de 2010

El parto

Jenny una médico que estaba hospedada en casa de mis abuelos me preguntó:-¿Cómo te sentís para el parto Iskra? ¿Estás lista? ¿Nerviosa?. Estaba de visita en el apartamento y tomábamos té. Mi mamá también estaba ahí. Llegó con mi hermano menor desde Costa Rica para apoyarme en el parto y los primeros días.
-Mirá Jenny- le dije- el bebé (supimos que era niña 5 días antes de que naciera) ya está dentro y aunque baile, cante misa o me pare de cabeza, va a salir. ¿Cómo? No sé y con tal de que salga, no me importa. El cansancio que tengo ya llegó al límite, no puedo dormir bien, pesa mucho. Así que ya estoy lista. Si tengo miedo, como es lógico, pero pretendo aguantar hasta donde pueda y no hacerme la valiente innecesariamente, por mí que nazca hoy.

El apodo que me dieron estando embarazada era: Pita con nudo y creo que eso lo explica todo. El último mes es y fue cuesta arriba, eterno. Fryda estaba prevista para el 5 de agosto, pero yo quería que naciera el 2.
Así como la patrona de Guatemala es la Virgen de la Asunción, la patrona de Costa Rica es la Virgen de los Ángeles y su día es el 2 de agosto. La iglesia de la Virgen de los Ángeles en Guatemala está situada en Santa Elisa Zona 12 a 3 cuadras del apartamento donde vivíamos. Fue en esta iglesia donde Ricardo fue bautizado e hizo su Primera Comunión. Fue esta iglesia la que elegimos para casarnos y fue donde se hicieron los servicios cuando Ricardo falleció y donde bauticé, sin él, a Fryda. Es nuestra iglesia, es nuestra Virgen y es la fecha ideal para Fryda.

Nos reunimos el 1 de agosto con la familia de Ricky en casa de sus papás y poco a poco empezó a llegar todo el mundo. Me instalé en un sofá todo el día a descansar cambiando de posición a cada rato. Como siempre había un sinfín de películas para pasar la tarde viendo y el embarazo es un comodín, no movía ni un músculo para hacerme llegar comida, todo me lo iban a dar en la mano. Estaban los tíos de Ricky , los primos, los hermanos y todos se me quedaban viendo con cara de: “Esta pobre va a reventar”. Yo notaba las miradas y sonreía pero nadie me lo decía. El único que se acercó fue Dino:-Mano, vos de hoy en la noche no pasás. Tenés una cara de quiero parir! ….Yo apuesto lo que sea, pero vos mañana estas chineando a tu chilpayate!Me sacó la risa.

Desde la mañana de ese día, creo yo, tenía contracciones, lo que pasa es que ¿quien te explica como fregados es una contracción? ¡Nadie! Ni las mamás, ni las suegras, ni las cuñadas ¡nadie!. Yo había leído que había unas contracciones preparatorias al parto, las contracciones Braxton Hicks y asumí que eso eran porque el dolor no era alarmante. Según yo iba a ser un dolor que me alarmara y que yo iba a saber de inmediato: voy a parir. Ni sé desde cuando exactamente las tuve. El asunto es que viendo la película me llegaba el dolor, solo arrugaba la nariz, la cara en general y cuando el dolor se iba, pues, desarrugaba la cara ¡ignorando completamente la contracción por ver la película! Y mientras tanto, comiendo carne, guacamol, frijoles, chorizo, longaniza, tortillas, etc. Las reuniones en casa de los papás de Ricky siempre eran similares a una fiesta así que ese domingo regresamos al apartamento a las 11:00 pm. Mi hermano y mi mamá se fueron a dormir y nosotros también sin casi mediar palabras.

A la 1:00 am. Me desperté, no entiendo porqué y en ese momento me pregunté: -¿Será así como siente una cuando va a nacer el bebe? Poniendo cara de extrañeza y moviendo los ojos de un lado para otro me quedé sentada queriendo distinguir algo raro…..nada. En eso me llegó el dolor, soportable, igual a los famosos “cólicos menstruales”. Es un dolor difícil de explicar, va desde las rodillas hasta la cintura y es como si alguien se abrazara a esa área y se colgara de vos. Haciendo presión hacia el suelo, se siente un peso. Seguía preguntándome si así debía sentirme y fui a despertar a mi mamá.
Mi mamá, cuando uno la despierta a medio sueño, reacciona como si estuviera drogada, puede decir cosas sin sentido y en realidad ni abre los ojos. La moví del hombro y le dije:
-Ma, me duele, pero no sé si son dolores de parto, ¿me ayudas a medirlos a ver cuanto tiempo hay entre uno y otro?. La volví a mover-Ma, Mami.
-¿Ah? ¿Ah? Si, dame un reloj. Ella y La chupitos hablaban igual. Estaba muy cansada y desvelada.
Nos fuimos a la sala y ella iba envuelta en su edredón. Parecía borrachita o niña chiquita cuando la despiertan para ir a la escuela y le vale madre apurarse a bañarse. Se sentó en el sillón haciendo un cono con el edredón, como tienda de Siux , y le costaba abrir los ojos para ver su diminuto reloj. Los dolores eran cada 8 o 7 minutos y empezaron a intensificarse. ¡Oh Dios! De solo acordarme creo que me duele.
Yo empecé a caminar por todo el apartamento chasqueando los dedos mientras cada dolor duraba y luego me sentaba. Ricardo encendió la luz desde que fui a despertar a mi mamá pero se quedó en la habitación literalmente viendo el techo y no decía nada. Ahora me detengo a pensar lo nervioso que ha de haber estado. Mi mamá cuando no había dolor se volvía a dormir sentada. En ese momento me molesté, ahora me da mucha risa, pero los dos no eran la ayuda que yo imaginé. Llamé al ginecólogo quien apenas iba a acostarse a dormir y al darle los datos me dijo:
-Iskra, llámame cuando los dolores estén cada 5 minutos o si rompe fuente.

Los dolores se intensificaban y yo sentía que los mitigaba un poco caminando, lo cual hizo que la dilatación fuera rápida. A las 5 de la mañana los dolores eran verdaderamente alarmantes, si caminaba o no, daba lo mismo, dolía igual o más, de igual forma yo caminaba pero la duración entre un dolor y otro era de: 1 minuto, 8 minutos, 7 minutos, 6 minutos. Ya desesperada le dije a mi mamá-yo llamo al doctor-no pero si te dijo que cuando fueran cada 5 y tenes de a 8 , de a 7.
¡Yo ya estaba de malas! Y cuando caminaba con los dolores, recitaba el diccionario de malas palabras en todos los modismos que me sé. Y le dije, muy molesta y en tono muy fuerte:
-¡¡¡¡Sumá todas las duraciones y sacá el promedio y te aseguro que dá menos de 5!!!! Llamé al doctor y me dijo:-¿Ya están cada 5 minutos?-si. Mentí-Bañate, vestite y nos vemos en el hospital
¡¡¡¿Qué me bañe?!!! Ricardo se molestó por todo el palabrerío soez que utilicé y optó por no hablarme. Me metí al baño y tan sólo quitarme la ropa interior fue una tortura. Para este momento los dolores habían cambiado, ahora eran como una corriente eléctrica que hacía vibrar desde la baja espalda hacia el ombligo, mi vientre parecía ser una parte ajena a mi cuerpo. ¿Cómo pretendía éste señor que me bañara? ¡Si sin dolor era toda una odisea! En el baño estaba mojándome cuando pensé, literalmente: “¡su abuela! Yo no me baño, a quien se le ocurre pretender que pueda bañarme ¡con estos dolores!”
Me salí y ahora ¿Cómo me vestía?. Salí del baño a pedir auxilio y ellos estaban arreglándose muy calmados. Era como si fueran a salir sin mi y yo con los dolores que iban y venían. Ellos pasaban de un lado a otro preparando sus cosas, la cámara, que si les daba hambre, que si iba a tejer. Cualquiera que haya visto los Thundercats y sepa quien es Munrra sabe como me puse.
-¡vístanme que soy yo la que va a parir!. Y otro dolor que me hizo agarrarme del marco de la puerta del baño.
Ricardo solo me miraba con ojos de enojado, pero no decía nada. ¡Más me enojaba yo!
Al terminar de vestirme, con la ayuda de mi mamá, nos fuimos al carro. Pasar por los túmulos(muertos) para salir del condominio fue tan doloroso que lo vuelvo a sentir. Y también pasar por una calle adoquinada que va desde la Atanasio Tzul hacia el Parque de la Industria fue otro calvario.

Llegamos al hospital El Pilar, yo iba hecha una fiera. Me hicieron el primer tacto, ¡¡¡¡horrible!!!!! Eso sí que es invasivo!! 8 centímetros. Me llevaron en camilla a la sala de partos y me rompieron la fuente. A Ricardo le dieron la ropa para que presenciara el acontecimiento y estaba cambiándose cuando mis dolores cambiaron. Ahora sí que era en serio, yo estaba físicamente cansada y en este punto me asusté. Con mi ginecólogo tuvimos buena relación desde el principio y habíamos acordado que yo me iba a “portar bien”. Le agarre la mano y le dije:
-Yo sé que prometí portarme bien, pero ya no puedo más, deme algo que baje un poco los dolores y prometo poner de mi parte. -ok, enfermera llame al anestesista. Yo creo que él pensaba que ibamos a estar un buen rato esperando por esos dos centímetros.-No está doctor dijo con una calma que ofendía.-¿Cómo que no está? ¿Y el de turno?-No ha venido, con voz de aburrimiento.-Llámelo para ver por donde viene.Hubo un cierto silencio y escuché:-dice que viene dentro de media hora.

En ese momento supe que iba a ser parto natural y con dolor. No había opción. Tal vez Edwin, mi ginecólogo no pensaba igual pero yo sabía que en media hora ya habría nacido.Yo no tenía un Pediatra, y el ginecólogo nos contactó con un amigo suyo para que nos atendiera en el parto a la bebé. Éste llegó en ese momento y empezó a platicar. Contó que había comprado una bicicleta nueva que la anterior la había vendido, que estaba contento por la compra. Y yo ofendidísima de que hablara de eso mientras yo me retorcía de dolor. En ese momento los dolores cambiaron por última vez, todo fue cuestión de minutos o segundos. Sentía la electricidad en el vientre pero esta vez mayor cantidad de kilovatios, los dolores me levantaban de la camilla. Era como si una mano invisible con electricidad me agarrara de la cintura hacia el techo. Alcancé a Edwin del brazo y le dije:
-Ya, ya va a nacer-no Iskra, tenés 8 centímetros de dilatación, por favor no vayas a pujar o lastimás a la bebé Le apreté el brazo y le dije con la voz muy temblorosa:-No, ya va a nacer.El me vio muy seriamente a los ojos y decidió hacer el segundo tacto. Y me dijo:-Iskra, tenés diez centímetros, ahora vamos a hacer todo lo que habíamos prometido, enfócate en lo que te diga, haceme caso y seguí tus instintos como hasta ahora. A partir de ese momento los doctores y las enfermeras se convirtieron en la ultra (roja o morada dependiendo el país). Me gritaban, por decirlo de alguna forma, palabras de aliento y motivacionales. Y pujé, con todas mis fuerzas, no salió a la primera, ni a la segunda. A la tercera es la vencida. Al salir inmediatamente los dolores terminan como si nada hubiera sucedido. Eso sí que me llamó la atención.

-¿Que hora es?- pregunté-las 7:10 am
Escuché el grito, corrijo, el alarido de Fryda. Lo escucho ahora mismo que lo recuerdo. Todo es tan confuso en ese momento, suceden muchas cosas, pero su sonido está por encima de todo lo que sucede. La limpian y la ponen en mi pecho. Toda la cara del papá de Ricky incluyendo sus colochos, el cabello rojo. Y le dije:
- Fryda, cosita, ya saliste.
Ella dejó de llorar, y abrió los ojos extrañada viendo hacia todos lados y reconociendo mi voz. Me la quitan y mido la distancia que va teniendo conforme se la llevan, calculándola por el volumen del alarido ininterrumpido.
Ricardo quedó vestido y alborotado. No dio tiempo de que estuviera presente. Edwin le había dicho, tome, vístase y ya vengo por usted. Pero por atender el parto nunca fue a traerlo. Tengo entendido que al llevarse a Fryda de mi pecho se la dieron a él por otra puerta y luego se la llevaron a la sala de los recién nacidos. Era un lunes.
Es después de esto que el cuerpo “colapsa”. Estaba tan cansada que no podía moverme y no podía abrir los ojos solo escuchaba. Me entró un frio en el cuerpo terrible y temblaba involuntariamente. Las enfermeras me cubrieron con tres ponchos y me llevaron al cuarto que me correspondía. Fue así como me convertí en mamá.

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